Habitación para una amiga

Habitación para una amiga, poema de Melina Eliana Sánchez.

Te soñé en el frío del norte
te escuché en el medio de la amazonia
te pude ver arrojando comida a esos trenes que pasan por la frontera
ibas caminando al costado de la carretera
una noche en Oaxaca
gritaste desde ahí al universo
todas hemos tenido miedo
a una violación
estuviste a punto de casarte con un machista
solo por la residencia
y te acababas de separar de otro igual

con la mochila a cuestas
como única casa
atravesaste el corazón del Amazonas
le hiciste un escrache a Herzog
probaste
el San Pedro
pero te dolieron los ojos
de ver tantos camiones
cargando con todos los árboles
malas noticias
no hay Ayahuasca contra eso
lo que hay es que esconderla
una se puede curar su propio cáncer
lo que no puede es salvarle la vida a la selva
los que van con palos
ya no son nuestros abuelos
delante de ninguna manifestación
son las forestales

estaba embarazadísima
como de nueve meses
cuando me hiciste ir a una clase de parto respetado
un montón de chetas
hablando de la sabiduría indígena
ese día me convencí
de que nunca iba a acceder a ningún tipo de salud prepaga
y decidí militar el aborto ancestral

pero vos llegaste a Guatemala a hablar con las parteras
hace tantos años ya de esto
y después, tiempo después, muchos años después que vos y que yo, murieron esas niñas, y murió ese médico, y antes fue el genocidio de las mujeres indígenas a manos de los soldados, pero vos ya habías caminado por ese lugar,
a paso rápido pero pasaste también por ahí,
y después, tiempo después, muchos años después que vos y que yo, volviste a ser maestra, en una escuela comunitaria en México,
¡tantas vidas amiga!
estoy practicando curarme yo sola
como aquella vez que un auto te tiró de la bicicleta
no querías ir al médico
por ser migrante
y vos te curaste sola igual
a medias pero igual
con secuelas pero igual
como si otras cosas no dolieran…
como si no doliera el tren de Zona Sur al microcentro
con estas caras
como si no dolieran los amores
los hijos el alquiler las tetas
como si no doliera no querer otra cosa
otras cosas

te reportaste "en un ciber en París, sin plata y sin trabajo”
y te dije que te vayas a Marte porque te vivías mandando cagadas
como si tuvieras una molotov preparada para cualquier momento
y después de eso me contó un amigo
que estuviste por la frontera con Alemania,
que fuiste a Berlín,
a principios de la pandemia,
después al País Vasco,
que bajaste,
vos que siempre subías,
que bajaste,
hasta África,
que te quedaste otra vez en la frontera
y era julio y acá hace frío
y yo pienso que hace frío en todos lados
y me preocupa que hayas pasado noches sin manta y sin idioma
y después no sé cómo carajos te encontramos a diez kilómetros de Douarnenez
a mí a lo único que me sonaba Douarnenez era a un poema de Girondo,
como si tuvieras la extraña capacidad de volver realidad la ficción…
"a diez kilómetros del Puerto de Douarnenez" y una dice diez kilómetros, no son nada, pero no se caminan rápido diez kilómetros
y hay que ver si se caminan
"está en una casa okupa junto con un grupo de anarquistas, no la está pasando bien"
si es que existe la gente que tiene visiones yo fui una de ellas alguna vez,
tiempo antes cuando me mostraste una foto, una imagen de cuando empezaste esos viajes, era de Bolivia o de México, no sé porqué, conecté también, de repente esa imagen que recuerdo que me mostraste, con la Bretaña francesa... como si en el fondo, no estuvieran tan lejos...
veo en las redes unas noticias,
“anuncian que pronto llega el EZLN a Europa”, no sé porqué me consuela creer que estás esperando un tiempo antes, a que los zapatistas lleguen a Europa… “a diez kilómetros del Puerto de Douarnenez”… en pleno 2021.

Yo no tengo nada
más que mis manos
mi libertad y mi historia
mil veces te pienso amiga
y aunque estemos distanciadas
te recuerdo como a una hermana
me preocupan tanto
las rutas de tu camino
paso en vela
tantas veces
imaginando tu morada
tu mochila a cuestas
los dientes que nos rechinan…
tantas veces
me echaste una mano
después de haberme vos misma lanzado
a una intemperie que no conocía,
a veces te odio y a veces te quiero
así, como a la familia,
pero qué hubiera hecho yo sin ese desamparo
si es tan necesario como el cobijo
hermana
si hasta hubo noches
de un frío de muerte
que a la mañana parecía mágico
y ahora, después de años
hasta añoro como el fuego necesario en torno al que se contarán las historias,
al gas de la hornalla
que no nos abrigó
aquella vez en una callecita olvidada
de Zona Sur cerca de la Cancha de Independiente...
y yo te seguía
como las hermanas más chicas siguen a las hermanas mayores
como si fueras qué se yo
una maestra
o
una escuela...
y a veces te confundías tanto
como todas las diosas caídas de los cielos
iluminabas esos antros blancos de Buenos Aires
los gringos flasheaban
con tus trapos de oferta de El alto
los últimos tiempos acá,
como cualquier sabia
te habías colgado de aros
unas herramientas
que usaban los Incas
para trepanar cerebros…

Si yo tuve una hermana
alguna vez en la vida
fue a mis veintitantos
vos tan terca con la historia siempre
una vez entramos —te seguí—
a la catedral
detrás de una monja embarazada y un cura punki que iban de la mano
nosotras con dos huipiles
la mañana del tedeum de 2010.

Ahora estoy practicando quedarme después de tirar la molotov,
me pica la garganta,
me transpiran las manos,
pero sigo intentando quedarme después de tirar la molotov.

Yo te estoy escribiendo esto hermana
para cuando seamos viejitas
y tengas ganas de venir a contarme
otra vez de tus vueltas por los cuatro mundos
en mi casa hermana
siempre habrá una habitación para vos.

---- ---- ---- 
Habitación para una amiga es un poema de Melina Eliana Sánchez, poeta y escritora argentina. | Facebook: Melina Sánchez (Mel).